Si te dedicas al bienestar y a la sanación pero cuando escuchas la frase “necesitas vender lo que haces” se te revuelve el estómago, no estás sola. 

Me encuentro muchas terapeutas y facilitadoras que sienten dudas al combinar su propósito de servir a otros con la idea de “vender”. ¿Por qué?

 

  • Creencias limitantes sobre el dinero. 

¿Alguna de estas frases te es familiar?

  1. “Quiero ayudar, entonces no puedo cobrar mucho”. 
  2. “Si subo mis tarifas me quedaré sin alumnos”.
  3. “Las personas que se interesan no pueden pagarme”.

 

Recordemos que el “dinero” es una herramienta para facilitar el intercambio, es una evolución de los antiguos trueques y su auténtica función es simplificar.

Somos las personas quienes le otorgamos valor simbólico al dinero y esta es una confusión importante, porque comenzamos a pensar en él como un objetivo a conseguir. 

 

En realidad, el valor se encuentra en el servicio o bien que se intercambia: ¿Qué es lo que uno entrega? ¿Qué me permito recibir a cambio?

Mueve tu atención del “dinero” al valor de tu servicio, sus beneficios, cualidades y sobre todo a cómo ayuda a otras personas. Dale oportunidad al dinero de recuperar su función original: servir como manifestación de agradecimiento. 

 

  • Creencias sobre lo incómodo de “cobrar”. 

Tal vez éste es el tipo de frases que has escuchado:

  1. Es un fastidio estar cobrando. 
  2. No me gusta hacer cuentas. 
  3. Me incomoda que no me paguen a tiempo.
  4. No sé qué hacer cuando me piden descuento o quieren regatear. 

 

“Cobrar” muchas veces se relaciona con una DEUDA. Es decir, una persona está en deuda con otra y por eso es necesario esforzarse para que devuelva o entregue lo que falta. 

En el fondo está la idea de escasez, de haber “perdido” algo o de que se quieren aprovechar de ti. También genera una sensación de vergüenza: de hacer sentir mal a otra persona al solicitarle un pago, por sentir que es necesario “corretear” a alguien, de tener una conversación que “pensamos” se volverá incómoda. 

 

Esta creencia también se merece un cambio de enfoque. En este caso, se trata de entender que el dinero funciona como  “energía de compromiso”. Cuando una persona está realmente necesita o se interesa en algo, lo va a demostrar con su constancia y congruencia para cumplir los acuerdos. 

¿Cuál es el tipo de pacientes o alumnos que quieres recibir? Asumo que prefieres trabajar con personas comprometidas con su bienestar y que realmente crean y confíen en los beneficios de lo que haces. 

Siendo clara desde un inicio en tus términos, el valor de lo que haces y el nivel de flexibilidad que puedes manejar, podrás filtrar y descartar a personas apáticas o descuidadas.  

 

  • Creencias erróneas sobre lo que es vender. 

Pensamos que vender es desagradable porque estamos muy familiarizados con la imagen del vendedor acosador, ese desconocido que sin saber nada de ti te ofrece cosas que no necesitas y trata con insistencia de separarte de tu dinero. 

 

¿Y qué sucede? Que nuestro cerebro está programado para protegernos, y separarte de tus recursos es considerado una amenaza. 

Como cliente y como vendedora, ambas posiciones se sienten incómodas. Siendo cliente prefiero que no insistan en que compre algo, y siendo vendedora también conozco lo desagradable que es “perseguir” un cliente para cerrar más ventas. 

Esto, hasta que descubrí la venta a través del servicio. 

 

Cuando ofrecemos cosas útiles que mejoran la vida de las personas, pero sobre todo, que son cosas que esas mismas personas están buscando, les estamos facilitando un servicio. 

Con este acercamiento, la conversación fluye de una manera natural, agradable. Se trata de informar acerca de lo que haces y de investigar cuánto conoce del tema la persona que te escucha. Ambos desarrollan entendimiento y se crea espacio para conectar. Y si descubres interés, puedes desarrollar a una propuesta o hacer una invitación.

 

¿Y la venta? Se da como una consecuencia de la alineación de propósitos. No proviene de necesidades o promesas artificiales, sino de la afinidad que se ha creado. 

 

Te animo a darle una segunda oportunidad a las ventas y a abordarlas desde esta perspectiva. 

En mi caso, fue así como transformé mis interacciones profesionales en una manifestación de servicio, que coincide con mis valores personales y es coherente con lo que deseo inspirar.

 

¿Te gustaría recibir acompañamiento en este proceso de alineamiento de propósitos para crear una propuesta de trabajo que manifieste lo que eres como persona y como profesional del bienestar? 

Estaré encantada de apoyarte en tu proyecto. Me encuentras en soy@fantáctica.mx